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¿Tu piel está oxidada? Claves y tips para prevenir y recuperar la piel antes del verano

La primavera es una época del año en la que hay que tener especial cuidado para no acabar con la piel oxidada. Aún no se ha instalado el verano, hay días más fríos y lluviosos pero también días en los que hace mucho calor y la radiación es bastante elevada. Este baile de temperaturas puede hacer que no protejas tu piel de manera adecuada y que, a causa de esto, se acelere el proceso oxidativo. Para evitar, y revertir, el daño que puede hacerle a tu piel el sol primaveral, y que llegues al verano con la piel radiante, te damos las claves y los mejores consejos para evitar la oxidación.

¿Qué es la oxidación?

El término “oxidación” puede recordar al hierro cuando le aparecen esas manchas anaranjadas y pierde su brillo. Es un fenómeno químico que provoca una transformación aumentando la cantidad de oxígeno y disminuyendo el número de electrones. Este proceso se da, por ejemplo, cuando el hierro se moja o humedece. Pues bien, malas noticias, la piel también puede oxidarse.

¿Cómo se oxida la piel? Daniel Jiménez, cosmetólogo y director técnico de Skin Generics y CEO de BeLab Services, nos explica que “cuando un rayo solar incide en la piel, ciertos compuestos de nuestro entorno cutáneo se desestabilizan debido a la energía del mismo rayo. Esta desestabilización energética forma compuestos que son muy inestables y están deseosos de reaccionar con cualquier elemento de su entorno para buscar de nuevo la estabilidad perdida. De esta manera, los famosos radicales libres alteran compuestos de su alrededor, incluyendo las células, originando así una reacción en cascada. Esto es lo que conocemos como el daño celular causado por los radicales libres y su consecuencia irremediable es el envejecimiento”.

¿Qué ocurre cuando la piel se oxida?

Cuando una piel está oxidada, por esa pérdida de equilibrio de la que nos advierte el experto, se presenta apagada, áspera y deshidratada. Pierde firmeza, marca mucho las arrugas debido a la sequedad de la piel y puede presentar descamación, manchas e irritaciones. Todo lo que no deseamos ¿verdad?

Estas cascadas de envejecimiento lo que hacen es que la piel pierda protección y que, además, disminuyan los niveles naturales de colágeno y elastina en la piel. Esto, unido a la inevitable pérdida de hidratación, se traduciría en flacidez, manchas, falta de tersura y en las dichosas arrugas.

Siempre es mejor prevenir que curar aunque también se puede minimizar el daño oxidativo con mucha constancia. Lo ideal es utilizar cada día protección solar de amplio espectro. Esto hará que la incidencia del sol en la piel no cause estas catástrofes para nada deseables, acelerando el proceso de envejecimiento y exponiendo a la piel a problemas gravísimos como el melanoma o cáncer de piel. Utiliza cada día, aunque esté nublado, una cantidad adecuada de protector solar (la regla de los dos dedos o 2 mg/cm2 de piel), y reaplica el producto cada dos horas. Hoy en día hay protectores solares muy ligeros para poder hacerlo sin estropear el maquillaje e incluso formatos comodísimos como brumas solares.

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Una vez que tenemos claro el primer mandamiento contra la oxidación, la protección solar, el resto de cuidados faciales nos va a ayudar a prevenir o revertir los daños provocados por los radicales libres. ¿Qué activos son los más adecuados para tratar una piel oxidada? Por supuesto los antioxidantes.

Los antioxidantes, tus mejores aliados

¿Cómo actúa un antioxidante en la piel? “Los antioxidantes son muy generosos y, cuando una piel pierde una carga eléctrica, el antioxidante se la dona a la célula para que esta no se lo tenga que robar a otra. También tienen la facilidad de recibir el impacto preferentemente, actuando de escudo a nuestras células. Así, reducimos el posible desbarajuste ocasionado por los radicales libres”, argumenta Jiménez.

Dentro de los antioxidantes, la vitamina C, la Niacinamida y la vitamina E son principios activos perfectos para incluir en tu rutina facial antioxidante.

  • La vitamina C es el antioxidante más famoso. Estimula la síntesis de colágeno y elastina aportando así densidad, hidratación y firmeza al rostro. Mejora la luminosidad, trata manchas en la piel y ayuda a unificar el tono.
  • La Niacinamida es uno de los activos de los que más se habla en los últimos tiempos. Es un activo muy utilizado para pieles sensibles.“Es cierto que es ideal para calmar las pieles alteradas, siendo perfecto para casos de hipersensibilidad cutánea, pero también es un gran antioxidante que protege a las células del estrés oxidativo, al tiempo que favorece la hidratación y luminosidad de la piel” señala el experto.
  • La vitamina E, aunque por sí misma es antioxidante, también puede combinarse con otros antioxidantes para potenciar sus efectos. “La vitamina C dona un ion para evitar las cadenas de radicales libres, esta se oxida. Entonces, la vitamina E le dona el ion a la vitamina C para que pueda volver a ser antioxidante” afirma Jiménez.

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Ya sabes cómo puedes revertir los daños provocados por los radicales libres, o prevenirlos para evitar el fotoenvejecimiento prematuro, gracias a la protección solar y a los antioxidantes. Esta temporada de piel oxidada nada de nada.

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