¿Te has encontrado atrapada en un ciclo interminable de pensamientos intrusivos que no paran de dar vueltas en tu cabeza? Si es así, no estás sola. Cada vez más personas sufren las consecuencias del overthinking, un enemigo silencioso que puede causar estrés y ansiedad, y afectar tanto a tu salud mental como física. En España, la mitad de las bajas laborales están relacionadas con problemas de salud mental, siendo la ansiedad y la depresión las causas más comunes, según un reciente estudio de la Asociación de Directores de Recursos Humanos (AEDRH).
Carla Ramon, biotecnóloga y product manager de Solgar®, explica que este hábito de sobreanalizar las situaciones tiene efectos profundos: «El impacto de este ciclo de sobrecarga mental es más grande de lo que pensamos. Cuando una persona se ve atrapada en la trampa del pensamiento excesivo, su capacidad de concentración, sus relaciones personales y hasta su salud física se pueden ver afectadas». Afortunadamente, hay pasos concretos que puedes tomar para contrarrestarlo.
Desconectar para volver a (re)conectar

La tecnología es una herramienta maravillosa, pero también es un arma de doble filo cuando se trata de reducir el estrés y la ansiedad. Una de las recomendaciones clave de los expertos es limitar el uso de dispositivos electrónicos, especialmente antes de dormir.
«Establecer períodos sin pantallas permite que el cerebro descanse del flujo de notificaciones y mejore la calidad del sueño, promoviendo un equilibrio mental más saludable», explica Carla Ramon. Hacer una desconexión digital no solo mejora tu descanso, sino que también ayuda a reducir esa sensación constante de alerta que incrementa el cortisol, la hormona del estrés.
El poder del movimiento

No subestimes el impacto positivo de la actividad física en tu estado mental. Practicar ejercicio, aunque sea de manera moderada, puede marcar una gran diferencia. Ya sea salir a caminar, correr o apuntarte a una clase de yoga, va a ayudar a que tu cerebro libere endorfinas, las llamadas «hormonas de la felicidad». Estas sustancias no solo te harán sentir más optimista, sino que además aliviarán la tensión acumulada durante el día.
«La actividad física regular es una forma sencilla y natural de enfrentar las emociones abrumadoras que genera el overthinking y es un gran aliado para reducir el estrés y la ansiedad», señala la experta.
Alimentar tu bienestar contribuye a reducir el estrés y la ansiedad

Un cuerpo saludable necesita combustible de calidad, y lo mismo ocurre con tu mente. Una alimentación sana, variada y equilibrada juega un papel esencial para gestionar las emociones y mejorar tu resistencia al estrés.
Carla Ramon recomienda centrarse en tres comidas diarias que incluyan una variedad de frutas, verduras y proteínas. Alimentos ricos en magnesio, como aguacates, nueces y arroz integral, pueden ser especialmente útiles. El magnesio es conocido por sus propiedades para reducir la fatiga y mejorar el equilibrio físico y mental. La farmacéutica Belén Acero, titular de Farmacia Avenida América y experta en dermofarmacia y nutrición, recomienda incluir también cereales integrales, espinacas, quinoa, frutos secos, chocolate negro o tofu.

«Establecer un estilo de alimentación saludable ayuda a que nuestro cuerpo y nuestra mente tengan más energía», explica Ramon. Para quienes busquen un extra, complementos como el Citrato de Magnesio de Solgar® son una excelente opción, ya que ofrecen una alta concentración de magnesio en forma de citrato, lo que facilita su absorción.

Otra opción de suplemento es el Magnesio Total de IVB Wellness Lab®. Lleva la combinación única de 2 magnesios altamente biodisponibles de calidad ALBION: magnesio glicinato y magnesio malato que con tan solo 2 cápsulas al día te aporta el 50% del magnesio elemental que se necesita. Mejora la absorción de la vitamina D, la función muscular, cardiovascular y la relajación.

Por último, la tercera opción es MMood Woman Cápsulas, un nutricosmético creado por la farmacéutica Marta Masi. Su fórmula innovadora a base de adaptógenos y antioxidantes muy potentes favorecen el descanso, el rendimiento, elevan el estado de ánimo y la reparación muscular y cutánea. Además de, por supuesto, contribuir a reducir el estrés y la ansiedad.
Respira para calmarte (y reducir el estrés y la ansiedad)

Aunque suena demasiado simple, la respiración controlada es una técnica muy eficaz para reducir el estrés y ansiedad. Incorporar ejercicios de respiración a tu rutina diaria puede disminuir significativamente la respuesta de tu cuerpo al estrés.
Una técnica sencilla que puedes probar hoy mismo consiste en inhalar profundamente por cuatro segundos, retener el aire por otros cuatro y exhalar durante el mismo tiempo. Repite este proceso durante cinco minutos y sentirás cómo una calma profunda empieza a invadirte. «Esta práctica tiene un impacto positivo en el sistema nervioso, ayudando a alcanzar una sensación de calma y claridad mental», comenta Carla Ramon.
Controla lo que está en tus manos

Aunque no podemos evitar todas las situaciones estresantes, lo que sí podemos hacer es enfocarnos en las áreas de nuestra vida que sí podemos controlar. Aprender a identificar los factores que nos generan estrés y establecer límites claros es fundamental para preservar nuestro bienestar.
«Aunque en ocasiones el estrés es imposible de evitar, debemos tratar de enfocarnos en aquello que sí podemos controlar para afrontarlo de la mejor forma posible y minimizar sus impactos negativos», señala Ramon. Esto puede significar delegar tareas, decir «no» más a menudo o simplemente priorizar momentos para ti misma.
Y no, el estrés y la ansiedad no tienen por qué definir tu vida. La clave está en adoptar un enfoque integral que combine pequeñas acciones diarias: desconexión digital, ejercicio regular, alimentación consciente, respiración y un buen manejo del tiempo. Como concluye Carla Ramon, «reconocer qué factores nos generan estrés y descubrir el método que mejor se adapta a nosotros para mantener el cortisol bajo control es fundamental para preservar nuestra salud física y emocional en los momentos de mayor presión».