Aunque pensamos que es una tendencia muy reciente, fue en 1992 cuando se abrió, en Estados Unidos, el primer gimnasio solo para mujeres. El nombre de este centro es Curves y, paradójicamente, fue ideado por un hombre: Gary Heavin. Desde entonces cuenta con miles de socias en todo el mundo, incluido España. Sin embargo, 32 años no parecen tanto cuando pensamos que el primer gimnasio (Gymnasion) se fundó en Grecia hace más de 2.500 años y, por supuesto, era solo apto para hombres. En estos últimos años, hemos sido testigos de la proliferación de gimnasios para mujeres, de clubs y estudios women-only, pero ¿cuál es el secreto de su éxito? Te lo contamos.
La importancia de no sentirte sola
Un gimnasio puede ser ese lugar donde mejorar física y emocionalmente, pero también puede ser un espacio oscuro e imponente que cause el efecto contrario. Muchas personas hablan de la vergüenza o la ansiedad que sienten al ir al gimnasio, sobre todo las más novatas en cuestión de deporte. A veces se debe al efecto del «postureo» o a las temidas comparaciones. En el caso de las mujeres, la situación empeora cuando hay riesgo de sentirse observada e, incluso, «acosada» como algunas han denunciado en la red. Estudios exclusivos como B3B en Madrid —y pronto en Barcelona— o la plataforma WellClub nacen con el objetivo de construir una comunidad de mujeres segura, que apuesta por el autocuidado físico y mental.
Para Andrea Blanco Vázquez, fundadora de WellClub, todo surgió desde su propia experiencia personal. En una época en la que vivió episodios de ansiedad y depresión, encontró en Instagram un diario personal o un altavoz para compartir sus vivencias y emociones. «Me frustró mucho ver todos esos vídeos que se pusieron de moda tipo «Levántate a las 5 de la mañana, tómate un zumo verde…». En un momento tan duro, esos mensaje no me ayudaron, al revés, me frustraron», se sincera Blanco. Igual que ella, muchas otras mujeres, sentían (y siguen sintiendo) esa impotencia al no tener fuerzas para adoptar todos esos hábitos, «que se presentaban por todas partes como la solución a todos nuestros problemas».
Cuando empezó a compartir sus opiniones y esos pequeños momentos de autocuidado que le recomendaban en terapia, Andrea empezó a recibir mensajes de otras mujeres que estaban pasando por lo mismo. «Me sentí muy acompañada. Es una pena que haya estos problemas, pero cuando ves que a otras personas les pasa, te sientes menos sola», nos cuenta. Y así, de manera natural, creó una plataforma que prioriza el bienestar físico y mental, «a la que quiero que acudan todas las chicas cuando lo necesiten y nos sintamos acompañadas, aprendamos mucho sobre nosotras y sobre las cosas que afectan a nuestra salud física y mental».
Un espacio seguro donde no existe la «Operación bikini»
Desde su creación en 2015, B3B cuenta con tres gimnasios en Madrid, y desde sus inicios se han enfocado 100% en las mujeres, «en lo que necesitan, en lo que quieren y en lo que sienten para poder ofrecer una experiencia con la que se sientan a gusto». Priorizando la experiencia personal desde un pensamiento positivo —desde la fachada hasta el baño, te encuentras mensajes empoderadores—. Aquí no se cree en eso de «No pain, no gain», sino al contrario, lo traducen a «Enjoy and gain». Tal como cuentan a VIBE, «nuestro equipo te recibe con una sonrisa, te saluda con tu nombre para que te contagies de la buena energía y la «magia” que aquí se respira».
Pero más allá de mensajitos en los espejos, lo que comparten ambos proyectos —así como la mayoría de gimnasios solo para mujeres— es el rechazo de esos mensajes caducos que muchos entrenadores todavía mantienen. Ese «empieza la operación bikini» o «vamos a quemar esas lorzas», que se pueden escuchar todavía en muchas sesiones de entrenamiento. «Ayudamos a nuestras clientas a ser su mejor versión, a escucharse y a ser pacientes consigo mismas. No pasa nada si todos los días no alcanzas tu 100% de rendimiento, ya solo el venir a clase es una señal de que te estás priorizando», explica Yamel González, Head of Studio Operations de B3B.
No es casualidad que en esta clase de espacios se le de protagonismo al selfcare o al autocuidado holístico. «Entre mujeres nos apoyamos mucho y, concretamente, estas situaciones anímicas nos las tomamos mucho más en serio. Me sentí muy arropada y mi objetivo era trasladar eso que hablábamos por redes a un espacio físico, donde hablar igual de abiertamente y saber que nos sentimos comprendidas», señala la fundadora de WellClub. Desde su plataforma online, no solo organiza eventos periódicos, sino que se tratan temas como la salud hormonal, la nutrición o «la percepción de nosotras mismas».
Desde autocuidado holístico hasta networking femenino
Tras su vivencia personal, para Blanco lo primordial era que las mujeres que vengan a sus talleres empiecen a priorizarse. Derruir ese sentimiento de culpa de no ser perfectas, que se nos ha autoimpuesto. «No eres mejor ni peor si entrenas más o menos, hay semanas que podrás más y semanas que menos, pero lo importante es que en el día a día hagas lo mejor para ti», remarca. Por eso, es importante encontrar un equilibrio entre el ejercicio físico y lo emocional. «Siempre hay una masterclass enfocado a la salud mental, y un rato de encuentro entre todas las asistentes, para que te vayas con un conocimiento más sobre ti misma y, cuando llegues a casa, puedas continuar con las buenas prácticas que se enseñan».
Para Yamel, gracias al concepto de boutique studio, se trabaja mucho el sentimiento de pertenencia, promoviendo las posibles sinergias entre sus asociadas. «Trabajamos paralelamente para crear una comunidad de mujeres activas que disfrutan entrenando: desde mercadillos en los que apoyamos a clientas y marcas amigas, retos de asistencia a clase con los que trabajamos valores como el amor propio o el networking, charlas con temas de interés para toda la comunidad, clases solidarias para ayudar a más mujeres que lo necesitan…». El poder de una nueva sororidad que se incentiva día a día.
