Si estás leyendo este artículo puede ser por dos razones. La primera es que seas fan incondicional del bienestar y de la belleza. La segunda es que quieras saber qué es el síndrome de la impostora porque lo has escuchado por todos lados. Cuando conozcas sus síntomas puede que te sientas identificada y, tal vez, se convierta en el primer paso para dejar de autosabotearte y comenzar a quererte y respetarte como te mereces. ¿Sabías que un gran número de personas sufre este síndrome? Lo más impactante es que la mayoría, más del doble, son mujeres. Así que, tranquila, no eres la única que atribuye el hecho de estar donde está a un golpe de suerte.
¿Qué es el síndrome de la impostora?
El síndrome de la impostora es la sensación de haber usurpado un lugar, de no estar a la altura del puesto que ocupas y de no tener derecho a estar allí aunque hayas ascendido gracias a tus capacidades y habilidades. Es más una cuestión de inseguridad y de falta de confianza en una misma. Como ves, es un síndrome que muy relacionado con el ámbito laboral, pero no es el único sector al que afecta.
«Todas las personas nos hemos sentido así en algún momento de nuestra vida: con miedo a que descubran que no somos lo suficientemente buenas, que no estamos lo suficientemente preparadas, que no tenemos las habilidades correctas… Los éxitos se atribuyen a la suerte, aunque la realidad demuestre lo contrario. Sentir esto genera mucho malestar, baja autoestima y sintomatología ansiosa a quien lo sufre», cuenta Yaiza Sanz, cofundadora y CEO de Somos Estupendas y futura psicóloga, en la web oficial.
¿Cómo saber si sufro el síndrome de la impostora?
El principal síntoma del síndrome de la impostora es el sentimiento de inseguridad constante entre quienes ven los avances de su carrera como el fruto de un giro aleatorio de los acontecimientos en lugar de entenderlos como una consecuencia de su trabajo y de sus habilidades. Además, las personas que tienen este síndrome se reconocen como un fraude y tienen temor a ser descubiertas como tal. Se sienten incapaces de llevar a cabo habilidades o competencias que poseen y llegan a considerar injustos sus propios logros.
Todo esto conlleva una desmotivación asociada a la falta de autoconfianza, una insatisfacción permanente por no alcanzar la excelencia. Y, como consecuencia, la aparición de estrés, ansiedad, tristeza e, incluso, depresión. De ahí la importancia de tratar este síndrome de la impostora para silenciar esa vocecita que critica constantemente, al tiempo que le das un empujón a tu autoestima.
A modo resumen, y siguiendo el post de Yaiza Sanz, cofundadora y CEO de Somos Estupendas y futura psicóloga de su web oficial, podemos resumir las características principales para saber identificar el síndrome de la impostora (y poder tomar conciencia):
- Sentimiento de ser un fraude.
- Creencias limitantes de no ser merecedora de los éxitos.
- Intentar ser perfecta, aun sabiendo que es algo que no existe.
- Autoboicot. Las mujeres que sufren el síndrome de la impostora se sabotean a sí mismas. ¿Cómo? Enviándose mensajes del estilo: «No lo intentes, no sirves para eso».
- Baja autoestima. La autoestima está formada por el autoconcepto, el autorrespeto. Estos factores están totalmente afectados en el síndrome de la impostora ya que tiene que ver con la percepción de una misma.
Causas principales del síndrome de la impostora
Este síndrome puede estar causado por muchos factores. La presión social, las altas expectativas, el perfeccionismo o la falta de confianza son algunos de ellos. Además, nuestra historia e infancia también juegan un papel importante en su desarrollo. Estas son algunas de sus posibles causas:
- Perfeccionismo. Las personas perfeccionistas suelen tener altas expectativas de sí mismas, lo que significa que pueden sentirse impostoras si no cumplen con ellas. El perfeccionismo también puede llevar a evitar tareas que podrían resultar en fracaso o críticas, ya que esto podría poner en peligro su imagen de perfección.
- Sentir que no somos lo suficientemente buenos. Las personas que sienten que no son lo suficientemente buenas pueden sentir que no merecen su éxito. Pueden compararse con los demás y sentirse inferiores, incluso si han logrado cosas notables.
- Estereotipos de género. Los estereotipos de género pueden reforzar el síndrome del impostor. Las mujeres suelen enfrentarse a expectativas sociales que las empujan a ser perfectas en todos los aspectos de su vida, incluido el profesional. También pueden sentirse juzgadas por su apariencia o comportamiento, lo que puede reforzar sus sentimientos de no ser lo suficientemente buenas.
- Falta de diversidad sociocultural. La diversidad de grupos y culturas dentro de un entorno también puede reforzar el síndrome de la impostora. Si una persona se siente diferente de la mayoría en un entorno, puede sentir que no encaja y que no merece su éxito.
- Expectativas paternas. Las altas expectativas de los padres pueden llevar a los niños a creer que deben triunfar a toda costa para merecer su amor y aprobación. Esto puede llevarlos a tener un miedo intenso al fracaso y a no ser lo suficientemente buenos. Esta presión puede continuar hasta la edad adulta, contribuyendo al síndrome del impostor.
- Experiencias traumáticas. El abuso o la negligencia infantil pueden provocar una baja autoestima y pensamientos negativos sobre uno mismo. Las personas que han experimentado un trauma pueden tener dificultades para sentirse competentes y tender a restar importancia a su éxito.
¿Cómo ayudar a combatir (o mejorar) el síndrome del impostor?
Cuando el síndrome es moderado, existen varias técnicas y estrategias pueden ayudar a superar las dudas y el sentimiento de inseguridad. Y, por supuesto, siempre se recomienda acudir a terapia con un experto en la materia.
Estrategia 1: Reconoce que el síndrome de la impostora es real y común
El simple hecho de reconocer que el síndrome de la impostora es una experiencia compartida por muchas personas puede ayudar a reducir los sentimientos de vergüenza y aislamiento. Para ello se recomienda escribir sobre los pensamientos propios, sobre todo los negativos que suelen autosabotearte. También se recomienda compartir los sentimientos con otra persona. Hablar de lo que sientes con personas de confianza puede ayudarte a sobrellevar tus miedos y desconfianzas.
Estrategia 2: Aprende a reconocer los pensamientos negativos
Las personas que padecen el síndrome del impostor suelen tener pensamientos negativos y autocríticos. Aprender a reconocer estos pensamientos y reemplazarlos por otros positivos puede ayudar a desarrollar la confianza en uno mismo.
Por ejemplo, la técnica STOP es un buen ejercicio para mantener a raya a la impostora que llevas dentro. Es muy sencillo. Cuando tengas un pensamiento negativo o autocrítico, detente mentalmente y di ALTO. Luego respira profundamente y reconoce que el pensamiento es negativo. Finalmente, dirige tu atención a algo positivo, como una experiencia pasada de éxito o una característica personal positiva.
Estrategia 3: Cultiva la empatía y la compasión hacia ti misma
Desarrollar una comprensión positiva contigo misma y darte permiso para cometer errores puede ayudar a reducir los sentimientos de estrés y ansiedad. Por ejemplo, practicar la autocompasión ayuda a reducir el síndrome de la impostora. Esta técnica se divide en tres pasos:
- Reconocer el dolor o estrés. Tómate unos minutos para sentarte en un lugar tranquilo y respirar profundamente. A continuación, piensa en una situación estresante o difícil que hayas experimentado recientemente. Escribe sobre tus sentimientos, reconociendo tu dolor.
- Date cuenta de que el dolor o el estrés es una experiencia compartida por muchas personas. Ambas son una parte natural de la vida y que todo el mundo los experimenta en algún momento. Visualiza a un ser querido apoyándote y animándote en esta difícil situación.
- Ofrécete ánimo y amabilidad. Imagina que eres tu propio amigo. Háblate a ti mismo como lo harías con un ser querido que está pasando por un momento difícil. Utiliza frases alentadoras como «eres fuerte y capaz de afrontar esta situación» o «has superado obstáculos similares antes, puedes hacerlo de nuevo».
Estrategia 4: Busca ayuda profesional
Esta es, sin duda, una de las estrategias más importante ya que contar con ayuda profesional e ir a terapia cultiva la mente y ayuda a tener una buena salud mental.