La sensación de tener buena cara se ha convertido en un mantra del día a día. Estés o no maquillada; te quedes en casa o tengas que ir trabajar; te hayan invitado a un evento importante o simplemente vayas a tomar algo con amigas. Y para ello, los productos con efecto flash son un básico con el que puedes verte bien en cualquier momento y lugar. Sin necesidad de utilizar una amplia cantidad de cosméticos ni de makeup.
La primera firma que lanzó el tan deseado efecto flash fue Germinal en los años 80 a través de sus famosas ampollas de Acción Inmediata. Sí, esas que no podían faltar sobre el rostro de cualquier novia, madrina o invitada a una boda. Debido al gran éxito de estas ampollas y a sus reformulaciones, esta firma made in Spain ya ha conseguido duplicar el efecto flash a través de su línea Radiance.
Tanto las ampollas como las cremas con Doble Efecto Flash de Germinal son ideales para mujeres a partir de 40 o 50 años con cualquier tipo de piel. ¿Sus necesidades beauty más inmediatas? Encontrar productos que aporten luminosidad, buena cara, firmeza, efecto lifting, reducción de poros y fijación del maquillaje. Sin embargo, ¿qué diferencia hay entre usar el formato ampolla o el de crema?
Las ampollas son ideales para aquellas mujeres que quieren resultados extra duraderos y a las que les gusta seguir su rutina de skincare en varios pasos. Respetan los tiempos oportunos entre ellos para que hagan efecto y se absorban a la perfección, sin olvidar la hidratación y la protección solar. Por su parte, la crema es un producto «todo en uno» ideal para mujeres que llevan un ritmo de vida muy intenso o a las que no les guste llevar varias capas de productos cosméticos en la piel.
Las icónicas ampollas con efecto flash
Esta opción para el cuidado de la piel se distingue por su alta concentración en activos con bajo peso molecular que proporcionan una acción más profunda. Y también por la ausencia de conservantes en la formulación. ¿Cómo? Gracias a su medio estéril de envasado, lo que hace que su composición sea incluso tolerable para pieles reactivas.
Los citados activos suelen ser proteínas vegetales que crean una estructura reticular que favorece la sujeción del tejido. Y también polisacáridos que aportan hidratación inmediata, acolchando las arruguitas. La capa que forman sobre el rostro produce un efecto tensor, protege, lubrica y, además, evita la pérdida de agua transepidérmica. Como consecuencia, se unifica el aspecto del rostro atenuando y alisando las líneas de expresión
Su efecto flash mínimo es de 8 horas, pero puede llegar hasta 12. Se pueden utilizar a diario y para aplicarlas correctamente hay que agitar la ampolla, abrirla a la altura del anillo de color y depositar todo el líquido en la palma de la mano. Después, se aplica uniformemente sobre rostro, cuello y escote con suaves toquecitos hasta hacerlo penetrar en la piel.
Por último, deben ser el primer paso en la rutina de tratamiento facial de mañana o de noche. Y es importante aplicarlas sobre el rostro totalmente limpio. Una vez absorbida la ampolla por la piel, es aconsejable aplicar una crema hidratante e incluso un protector solar o maquillaje. Y nunca deben aplicarse en el contorno de los ojos o realizar un masaje muy intenso con su líquido porque podría alterar sus principios activos.
Las nuevas cremas con impacto tensor
Cremas faciales antiedad hay muchas. Y normalmente hay que esperar al menos un par de semanas para ver resultados más allá del efecto hidratante o la protección solar. Sin embargo, para quienes sufren de «impaciencia cosmética» o no se suelen levantar con la mejor cara del mundo… existen las cremas con efecto flash. ¿Por qué son recomendables? Porque producen un impacto tensor e iluminador (este es realmente su punto fuerte) en pocos minutos y durante más de 8 horas.
¿Cómo se consigue el sorprendente impacto? Gracias a una innovadora malla proteica (hidrolizado proteico vegetal), que consigue mantener la estructura de la piel para estirarla como si fuese un film transparente sobre el rostro. Además, no olvidemos que este tipo de cremas no dejan de aportar la máxima hidratación y el efecto humectante, emoliente y oclusivo.
Por otra parte, también son capaces de proteger la piel frente al exposoma al que nos enfrentamos cada día (temperatura, radiación, agentes externos, etc.). ¿Cómo? Gracias a su alto factor de protección encapsulado y a sus antioxidantes, que forman un eficaz escudo protector. Y todo ello sin renunciar a una textura ligera y de fácil absorción que activa las acuaporinas, mejorando la circulación de agua en la piel y aportando mayor hidratación.
Generalmente, el secreto de las cremas con efecto flash es que incluyen en su formulación un cuarto de ampolla por cada aplicación del producto en cuestión. Por ello, poseen un alto poder antiaging, aportan una gran luminosidad, tensan la piel, protegen de los factores externos que envejecen la dermis y proporcionan buena cara al instante. ¿Su modo de aplicación? Después de limpiar el rostro, se aplica el sérum habitual y después la crema con efecto flash en cara, cuello y escote. Y es aconsejable usarla cada día por la mañana.