Si hay una regla de oro en el cuidado de la piel, es esta: ¡nunca te olvides del protector solar! Es un gesto innegociable si quieres mantener la piel cuidada, protegida y libre de daños como manchas, quemaduras o irritaciones. El no proteger la piel del sol también acelera el envejecimiento prematuro, lo que se traduce en arrugas, líneas de expresión y flacidez. Protegerse del sol es algo básico que tenemos que hacer a diario pero, ¿cuándo deja de hacer efecto y, por tanto de protegernos, nuestro protector solar?
El escudo invisible
Nos encanta el sol: nos da energía, nos pone de buen humor y deja ese bronceado dorado que nos hace sentir como diosas mediterráneas. Pero aquí viene el lado menos glamuroso de la historia: el sol también puede ser el villano silencioso de tu piel.
Cada vez que te expones sin protección, los rayos UVA y UVB trabajan sin descanso (y no para bien). Los UVA penetran profundamente en la piel, acelerando el envejecimiento prematuro, provocando arrugas, pérdida de elasticidad y manchas que, cuando aparecen, nos hacen preguntarnos «¿pero esto cuándo pasó?». Por otro lado, los UVB son los responsables de esas quemaduras solares que, en el momento, duelen y dejan la piel roja e inflamada, pero a largo plazo pueden generar daños más graves, afectando el ADN de las células.
Y aquí viene la parte importante: el daño solar es acumulativo. Es decir, la piel no olvida. No importa si cuando eras adolescente te embadurnabas de aceite sin SPF para conseguir un bronceado rápido, o si un día de verano te quedaste dormida bajo el sol sin protección. Cada exposición queda registrada en tu piel y, con el tiempo, pueden aparecer consecuencias como manchas, pérdida de firmeza, sensibilidad extrema, e incluso enfermedades cutáneas más serias.
La buena noticia es que hay formas muy sencillas de protegerse sin renunciar al sol y una de ellas es utilizar siempre un protector solar de amplio espectro.
¿Qué significa el SPF?
Tenemos claro que el protector solar nos tiene que acompañar cada día en los 365 días del año y que no es un producto únicamente para usar en verano. Aunque el cielo esté nublado, los rayos UV siguen ahí, haciendo de las suyas. Es cierto que en verano hay que tener mucha más precaución ya que la incidencia solar es mayor y nuestra piel corre más riesgo de sufrir quemaduras y daño solar que en otros momentos del año.
Nuestros protectores solares vienen acompañados de un numerito pero, ¿qué significa realmente ese famoso número que aparece en los envases? ¿Es mejor un SPF50 que un SPF30? Vamos a hacer un análisis rápido y muy sencillo para que te quede clarísimo sin tener que perdernos en tecnicismos.
El SPF (Factor de Protección Solar) es la medida que indica cuánto tiempo tu piel puede estar expuesta al sol sin quemarse en comparación con si no llevaras protección. Por ejemplo, un SPF30 significa que tu piel tardará 30 veces más en quemarse de lo que lo haría sin protección. Y si usas un SPF50, tardará 50 veces más. Pero ojo, esto no quiere decir que un SPF50 proteja el doble que un SPF30—la diferencia real es que un SPF30 filtra alrededor del 97% de los rayos UVB, mientras que un SPF50 llega al 98%.
Entonces, ¿qué protector solar elegir? Pues depende de tu piel y de la intensidad del sol. Para el día a día, un SPF30 es más que suficiente si lo reaplicas correctamente. Pero si vas a la playa o estarás expuesta por horas, mejor optar por SPF50 para una protección extra. Sencillo ¿verdad?
Expert Sun Protector Cream SPF50+ de Shiseido
Sun Protect Anti PSF50 de Beauté Mediterranea
Fotoprotector Extrem SPF50 de Integra
¿Cuándo hay que reaplicar el protector solar?
Ya sabemos lo que nos proteger nuestro solar pero sus efectos no son eternos. El protector solar no dura como un labial fijo ni un desodorante que no te abandona. La crema solar deja de protegerte mucho más rápido de lo que crees. ¿Cuándo deja de hacer efecto y tenemos que replicarlo sí o sí? Porque ponértelo por la mañana y olvidarte hasta la noche no es suficiente.
El sol es insistente, y aunque hayas aplicado tu SPF50 a primera hora, entre el sudor, el roce de la ropa, el agua y simplemente el paso de las horas, esa barrera protectora va perdiendo su efecto. Así que la regla es clara: reaplicar cada dos horas, o antes si has estado nadando o sudando mucho. María Pilar Cárcar, farmacéutica experta en el cuidado de la piel y del cabello, explica que «el protector solar debes renovarlo o reaplicarlo a las dos horas, antes si te bañas, sudas mucho, practicas deporte al aire libre o estás muy expuesto».
Vale, ahora es cuando piensas que replicarse el protector solar en la playa o en la piscina es más fácil que hacerlo en la ciudad cuando vas maquillada. Pues bien, la farmacéutica nos da la solución: «Hay formatos muy cómodos en forma de sticks, brumas y foto-maquillajes que te van a ayudar a reaplicarlo de forma rápida y sencilla, incluso si vas maquillada».
Photo Reverse Protector solar antimanchas de Institut Esthederm
Sun Care SPF 50+ Natural de DLucanni
391 Uni’Perfect Multi-Protection Fluid SPF50+ de Maria Galland
Sin excusas
Reaplicar el protector solar cada dos horas parece algo que hemos oído en muchas ocasiones, pero lo cierto es que no está integrado en el día a día de muchísimas personas. Es muy importante hacerlo porque el protector solar deja de tener efecto y la piel puede sufrir así que, si estás en la piscina o la playa reponlo después de cada baño o cada dos horas pero en cualquier otra circunstancia también puedes hacerlo gracias a formatos nómadas versátiles como el stick o la bruma que son una opción ideal para reponer tu protección sin comprometer tu maquillaje. Si además tomas protección solar oral ya tendrías una protección 360º.
Nutrikos Sun Skin de DLucanni
Este verano, cuida tu piel reponiendo siempre tu protector solar porque recuerda que pierde su efecto. ¡No te olvides!
