El verano nos regala momentos inolvidables: baños de sol, chapuzones en el mar, escapadas improvisadas y esa sensación de libertad que tanto echamos de menos el resto del año. Pero las vacaciones pasan factura y el cabello sufre por esa combinación de factores estivales. Sequedad, encrespamiento, pérdida de brillo y puntas abiertas son solo algunas de las consecuencias más comunes. ¿La buena noticia? No necesitas un milagro, solo una buena estrategia. Te contamos cómo recuperar el cabello y devolverle a tu melena todo lo que el verano le quitó.
¿Qué le pasa al cabello durante el verano?
Aunque no siempre lo notamos de inmediato, el cabello sufre bastante durante los meses de calor. La exposición prolongada al sol debilita la fibra capilar, altera el color —sobre todo si llevas tintes o mechas— y favorece la deshidratación. El cloro de las piscinas y la sal del mar eliminan los aceites naturales que protegen el pelo, dejándolo más poroso y quebradizo. Y si a eso le sumamos los recogidos constantes, el uso de gomas apretadas y el secado al aire sin protección, el resultado es una melena apagada, sin forma y con textura áspera.
No es raro que al volver a la rutina, el pelo se sienta más difícil de peinar, más frágil o incluso con caída. Pero no hay que alarmarse: el cabello tiene una gran capacidad de recuperación si le damos lo que necesita. Manos a la obra con la operación recuperar el cabello.
Hidratación profunda: el primer paso para recuperar tu melena
La clave para empezar el rescate capilar está en devolverle al cabello la hidratación que ha perdido. No basta con usar cualquier champú o aplicar una mascarilla de vez en cuando. Es importante elegir productos que realmente nutran y reparen desde el interior, y que estén formulados para tratar el daño específico que deja el verano.
Una buena rutina post-verano puede incluir:
- Champús suaves y nutritivos, sin sulfatos agresivos, que limpien sin arrastrar los lípidos naturales.
- Mascarillas hidratantes con ingredientes como manteca de karité, aceite de coco, argán o proteínas vegetales.
- Sérums o aceites capilares para sellar las puntas y evitar que se abran más.
Un truco que funciona muy bien: aplicar la mascarilla con el pelo húmedo, envolverlo en una toalla caliente y dejarla actuar al menos 20 minutos. El calor ayuda a que los activos penetren mejor y el resultado se nota desde el primer uso. ¡Palabra!

Champú de uso frecuente gama Vitality de Beauté Mediterranea

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Mascarilla Ultrareparadora Hop Repair de Montibello

Mascarilla Double R Luminosidad & Reparación Abeille Royale de Guerlain
Corta por lo sano (aunque sea solo un poquito)
Sabemos que cuesta desprenderse de esos centímetros ganados, pero si las puntas están abiertas o el pelo se parte con facilidad, un pequeño corte puede marcar la diferencia. No hace falta un cambio radical: basta con sanear las zonas más dañadas para que el resto del cabello crezca fuerte y sin obstáculos.
Además, un corte de pelo estratégico puede ayudarte a recuperar volumen, forma y movimiento del cabello. Y seamos sinceras: salir de la peluquería con melena renovada siempre sube el ánimo y da ese empujón que necesitamos para empezar septiembre con energía.
Si no tienes tiempo para acudir a un centro capilar, hay muchas opciones que pueden ayudarte a recuperar tu cabello desde casa. Las ampollas de reparación intensiva, los tratamientos sin aclarado y los protectores térmicos son aliados clave en esta fase. También puedes incorporar un peeling capilar suave una vez por semana para limpiar el cuero cabelludo y estimular el crecimiento.
Y si quieres reforzar desde dentro, los suplementos con biotina, zinc y colágeno pueden ayudarte a fortalecer el cabello y mejorar su textura. Eso sí, como siempre, lo ideal es consultar con un especialista si notas que el daño es más profundo o si hay caída excesiva.

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Rutina post-verano: menos agresión, más mimo (y mucha paciencia)
Después de los excesos del verano, el cabello no necesita que lo bombardees con productos ni que lo sometas a rutinas agresivas. Lo que realmente pide es calma, constancia y cuidados que respeten su ritmo de recuperación. Es el momento de dejar atrás los lavados diarios, los peinados tirantes y el abuso de herramientas térmicas.
Empieza por espaciar los lavados: hacerlo cada dos o tres días es suficiente para mantener el cuero cabelludo limpio sin eliminar los aceites naturales que lo protegen. Si notas que el pelo se engrasa rápido, puedes recurrir a champús suaves o alternar con lavados en seco, pero sin obsesionarte. El equilibrio se irá recuperando poco a poco.
También es buena idea dejar que el cabello se seque al aire siempre que puedas. Si necesitas usar secador o planchas, aplica siempre un protector térmico y ajusta la temperatura para evitar daños innecesarios. Y cuando lo peines, hazlo con suavidad, preferiblemente con cepillos de cerdas naturales o peines de púas anchas que no lo rompan.
Otro gesto que marca la diferencia es proteger el pelo del sol, incluso en otoño. Aunque los rayos no sean tan intensos como en julio, siguen afectando a la fibra capilar, sobre todo si pasas tiempo al aire libre. Un spray con filtro UV o simplemente cubrirlo con un pañuelo bonito puede ayudarte a mantenerlo sano y brillante.
¿Empiezas ya con la operación recuperar el cabello después del sol? Tu pelo lo necesita.