Los dispositivos se han instalado cómodamente en nuestro día a día y nos hemos acostumbrado a pasar horas y horas delante de las pantallas. Son de lo más común y el gesto de mirar el móvil, pasar tiempo frente al ordenador o el enganche a las series con nuestras tablets se ha normalizado. La luz azul que emiten estos dispositivos es un factor que deberíamos tener en cuenta porque es uno de los agentes modernos que afecta mucho a la piel acelerando el proceso de oxidación celular, es decir, favoreciendo el envejecimiento prematuro.
¿Cómo afecta la luz azul a la piel?
Los ordenadores, las tablets, los smartphones, incluso las bombillas LED emiten luz azul, algo que en principio no debería ser preocupante pero que sí que se ha convertido en un factor dañino para la piel por acumulación. Como en todo, en la dosis está el veneno.
Nos pasamos muchas horas al día expuestos a esta luz azul que sería inofensiva en muy pequeñas dosis. ¿Por qué debería preocuparnos ese exceso de luz azul? «La exposición continuada y excesiva a la luz azul produce manchas y acelera sustancialmente el envejecimiento y propicia la aparición de signos de la edad como las finas líneas y arrugas, al tiempo que provoca un tono desigual de la piel y daña la capa lipídica que protege la hidratación», explica Raquel González, cosmetóloga y directora técnica en Perricone MD.
La luz azul es un agente nocivo para la piel porque en elevadas dosis comienza a ser el causante de la producción masiva de radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro de la piel. Estos radicales libres producen estrés oxidativo que daña las células y acelera el envejecimiento cutáneo. Descomponen el colágeno y la elastina provocando la pérdida de firmeza y elasticidad en la piel, esto se traduce en la aparición de arrugas y flacidez.
El estrés oxidativo también puede alterar la producción de melanina dando lugar a manchas oscuras y un tono desigual en la piel. Los radicales libres dañan la barrera cutánea dificultando la retención de humedad en la piel dejándola seca y áspera. También pueden desencadenar inflamación y empeorar afecciones cutáneas como el acné o la rosácea. Un panorama desolador y nada apetecible.
Las pantallas y el descanso
Es la noche es el momento en el que nuestra piel se regenera y se repara. ¿Qué ocurre si estamos expuestas a la luz azul por las noches? Si nos exponemos a luz azul de pantallas, la piel puede entender que estamos en horario diurno y alterar ese ciclo renovador. Es como si tuviera jet lag y no trabajara óptimamente», afirma Natalia Abellán, directora dermocosmética de Rosalique. Por eso, es recomendable no utilizar móviles u otros dispositivos electrónicos que emitan este tipo de luz en la cama o antes de dormirnos.
La exposición a la luz azul durante la noche también puede alterar significativamente el sueño y los ciclos circadianos. Esta luz inhibe la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el sueño, lo que dificulta conciliar el descanso y afecta también a la calidad del mismo. Esta interrupción de los ritmos circadianos, que son el «reloj biológico» del cuerpo, puede llevar a problemas como insomnio, fatiga diurna, e incluso, a largo plazo, desequilibrios en el metabolismo y la salud mental. Para evitar estos efectos negativos, es recomendable limitar el uso de dispositivos al menos una hora antes de dormir, utilizar filtros de luz azul en las pantallas o gafas bloqueadoras y optar por actividades relajantes que favorezcan la desconexión antes de acostarse como darse un baño, leer un buen libro o meditar.
Ingredientes que combaten el daño de la luz azul
Aunque la luz azul es claramente un elemento que acelera el envejecimiento prematuro de la piel, la buena noticia es que podemos combatir este efecto con nuestra rutina cosmética. Raquel González nos cuenta a este respecto que «para evitar los efectos de la luz azul, lo mejor será usar protección solar potente, enriquecida con antioxidantes como la vitamina C, la vitamina E o el ácido ferúlico».
Sun Protect Antiox SPF50 de Beauté Mediterranea
UV Essentiel Protección Global Antioxidante SPF50 de Chanel
Ultra Facial UV Defense SPF50 de SkinCeuticals
El protector solar vuelve a ser un imprescindible en la rutina de belleza y mucho mejor si se combina con fórmulas antioxidantes para combatir los efectos nocivos de los radicales libres. Incluir un protector solar con ingredientes como óxido de zinc, dióxido de titanio o antioxidantes específicos en la rutina diaria, incluso en interiores, es clave para prevenir estos daños y mantener una piel saludable y protegida frente a las agresiones ambientales modernas.
Ya que tenemos que convivir con las pantallas, hagamos un uso razonable y, sobre todo, protejamos nuestra piel de la luz azul que emiten para evitar el envejecimiento prematuro de la piel.