No es una tedencia pasajera. Cada vez son más (y mejores) los tratamientos de blanqueamiento para los dientes. Pero… un uso excesivo de ellos conlleva sufrir lo que se conoce como «blancorexia». Esta obsesión por conseguir unos dientes más blancos puede suponer para la persona exponer su dentadura a tratamientos invasivos y, a su vez, agresivos con demasiada frecuencia. Y en consecuencia… se pueden generar falsas expectativas.
Para profundizar en esta adicción dental que tanto está dando que hablar en las redes contamos con la experta opinión del Dr. Fernando Soria, maestro en odontología reconstructiva y estética. Este profesional de la salud dental es toda una auténtica eminencia en periodoncia e implantología a través de su prestigiosa clínica en la calle Vallehermoso de Madrid.
Pero… ¿qué es la blancorexia?
Las personas que padecen blancorexia poseen una percepción irreal y subjetiva de la coloración real de sus dientes. Al mismo tiempo tienen expectativas poco realistas sobre la tonalidad que pueden alcanzar con los tratamientos de blanqueamiento dental y no quedan satisfechas con los resultados del mismo.
Según el citado doctor es sencillo diagnosticar un caso de blancorexia: «Lo podemos identificar en la consulta cuando detectamos pacientes que, de manera recurrente, desean repetir un tratamiento de blanqueamiento dental. Está claro que es un transtorno psicológico y este debe ser tratado por un especialista en esta área, pero en nuestra consulta debemos estar muy atentos y diagnosticarlo lo antes posible».
Las causas de una blancorexia pueden ser variadas. Desde factores innatos a la persona, como la citada percepción subjetiva sobre el color poco blanco de sus dientes, hasta factores externos como la constante exposición al bombardeo publicitario sobre productos milagro para el blanqueamiento dental que se comercializan y se consumen sin supervisión profesional.
También influye el deseo de imitar a las celebrities que, a menudo, lucen unos dientes exageradamente blancos y el abuso de redes sociales en las que se quiere mostrar a terceras personas nuestra mejor imagen. Aparte de todo ello, el doctor Soria añade otro factor externo muy importante: «La inmediatez con la que accedemos a nuestras fotos en los dispositivos móviles, donde se amplía el rostro y se observa de manera magnificada nuestra sonrisa dándonos la sensación de que nuestros dientes son amarillos».
Fijación desmedida por lo blanco
Es un hecho constatado. El deseo de un grupo importante de la población por tener unos dientes extra blancos es una tendencia que se ha incrementado en los últimos años. Se ha convertido en un ideal que alcanzar al observar a diario esas sonrisas extremadamente blancas en terceras personas, ya sea en redes sociales, cine o televisión.
Es más que obvio que el deseo aspiracional por este ideal es algo anti natural, ya que ese color extra blanco no existe en la realidad. El doctor Soria opina al respecto: «Para el ámbito más conservador de la odontología, este nuevo concepto del color «extra blanco» en las restauraciones estéticas, ya sean de cerámica o composite, es difícil de aceptar o entender. Pero el aspecto poco (o nada) natural que transmiten esas sonrisas es una tendencia que cotiza al alza y es nuestra responsabilidad satisfacer las necesidades individuales de nuestros pacientes… siempre dentro de un marco ético-clínico, claro».
¿Hasta dónde conviene blanquear?
Establecer el límite de un blanqueamiento dental es complicado. Y al respecto, nuestro experto en la materia prefiere utilizar el término de «aclaramiento dental». La razón es sencilla: con un tratamiento de blanqueamiento dental el o la paciente va a conseguir aclarar sus dientes, no blanquearlos.
Desde un punto de vista médico, la explicación también es simple. Los dientes tienen una superficie porosa sobre la que, con el paso del tiempo, se van depositando distintos pigmentos procedentes de la alimentación. Ello ocasiona el progresivo oscurecimiento de las piezas dentales. Para solucionarlo, el doctor Soria nos explica el procedimiento a seguir: «El producto químico que utilizamos, peróxido de hidrógeno o carbamida activado con una fuente de luz, penetra en esos poros y elimina los pigmentos depositados en ellos. El resultado es un aclaramiento de las piezas dentales, devolviendo al paciente el color que tenía cuando era más joven».
Pigmentaciones internas o externas
Por último, es importante cabe advertir que los tratamientos de blanqueamiento dental dependen de cada caso en particular. Por ello se clasifican los y las pacientes según su tipo de pigmentaciones, para determinar si son internas (producidas, por ejemplo, por un antibiótico que se utilizó en el pasado) o si son externas. En el primer caso, se desaconseja el tratamiento ya que el producto blanqueante no llega hasta el interior del diente.
Por el contrario, cualquier paciente con pigmentaciones externas puede realizarse el tratamiento, solo que la durabilidad del mismo dependerá de sus hábitos. Para quienes lleven una dieta oscura (café, té, vino tinto, coca-cola, tabaco, etc.) el tratamiento no será eficaz más allá de 3 años. Sin embargo, para el resto de pacientes se puede llegar a prolongar alrededor de 5 años.
¿Existen contraindicaciones? Pues sí. Este tipo de tratamiento no es recomendable que se realice si la paciente está embarazada o en periodo de lactancia. Tampoco es aconsejable si se tienen caries no tratadas o fisuras en el esmalte dental. Y en el caso de estar realizando un tratamiento de ortodoncia, es mucho más efectivo que primero se finalice para, posteriormente, decidir si procede un blanqueamiento dental para lucir una sonrisa todavía más bonita.