Cuando llega el otoño, no solo cambian las hojas y el mood de tus playlists. También cambia tu piel. Y si eres de las que lidian con granitos, brotes o acné en general, probablemente ya lo hayas notado: tu cara empieza a rebelarse justo cuando pensabas que el verano la había dejado más limpia. Pero no, amiga. Lo que parecía calma era solo la antesala del caos cutáneo. Desde VIBE vamos a contarte por qué se revoluciona la bacteria del acné y cómo puedes combatirlo sin perder la cabeza (ni tampoco la autoestima).
La bacteria del acné: tu compañera de poros
La protagonista de esta historia se llama Cutibacterium acnes. Vive en tu piel desde siempre, como una vecina silenciosa que normalmente no molesta. Pero cuando se acumula grasa, sudor, maquillaje mal retirado y estrés ambiental, esta bacteria se activa y empieza a causar brotes.
«Esta bacteria está presente en nuestra piel de forma natural. En ocasiones, se activa y la grasa acumulada se convierte en infección, lo que genera la aparición de granitos. Esto puede ocurrir por diversas razones, como un exceso de manipulación del rostro, por ejemplo, tocarse mucho la cara», explica Cristina Galmiche, experta en cuidado de la piel con más de 38 años de experiencia.
Lo más loco es que la bacteria del acné no es mala en sí misma. De hecho, forma parte del microbioma cutáneo y ayuda a mantener el equilibrio. Pero como todo en la vida, cuando se descontrola… se lía.
¿Por qué justo en otoño se pone tan intensa?
Durante el verano, tu piel está expuesta al sol, al cloro, a la sal del mar y al sudor. Todo eso puede dar una falsa sensación de limpieza, como si los granitos se hubieran ido de vacaciones. Pero no. Lo que pasa es que el sebo se acumula y se queda ahí, esperando el momento perfecto para hacer su comeback.

Ese momento llega con el otoño: bajan las temperaturas, sube la humedad, y tu piel empieza a reaccionar. «Si sufres acné es normal que ahora notes que se presenta de forma mucho más agresiva», afirma Galmiche. Además, el cambio de estación puede alterar el equilibrio de tu piel, haciendo que se vuelva más reactiva, más sensible y más propensa a brotes. Y no importa si tienes 15 o 35 años: el acné no discrimina por edad.
Maquillaje vs. piel real
¿Qué pasa con el maquillaje si se reactiva el acné en otoño? Durante años, hemos usado filtros, correctores y apps para esconder los granitos. Pero la Gen Z ha dicho basta. Ahora se habla de acne positivity, de mostrar la piel tal cual, sin vergüenza. Y eso está genial. Pero ojo: aceptar no significa ignorar.
«Muchas personas se sienten inseguras por dejar su propia piel al natural: su acné, su rosácea o sus granitos y se maquillan para camuflar el problema. Sin embargo, la mayoría de las coberturas de maquillaje obstruyen el poro y, si no se eliminan correctamente, pueden empeorar la infección», advierte Galmiche.
La clave está en encontrar el equilibrio: usar maquillaje si te apetece, pero sin que se convierta en una máscara que tape lo que tu piel necesita expresar. Y sobre todo, limpiarlo bien. No vale con una toallita y ya.
Señales de alerta que no debes ignorar
Antes de que el acné se convierta en un drama mayor, hay señales que te avisan. Microquistes (esas bolitas de grasa que parecen inofensivas), puntos negros y espinillas que son como el tráiler de una peli que no quieres protagonizar.
«El acné es una dolencia que, en estados embrionarios y si se controla pronto, no causa estragos graves. Sin embargo, si no se ataca a tiempo su tratamiento se vuelve más problemático», comenta Galmiche.
Así que si ves que tu piel empieza a cambiar, no lo dejes pasar. Cuanto antes actúes, más fácil será calmarla y evitar que se convierta en un brote épico.
Consejos para tratar la piel cuando se reactiva el acné en otoño
Vale, ya sabemos por qué se activa. Ahora, ¿qué hacemos? Estos son algunos tips que tu piel va a agradecer:
- Rutina facial antiacné: Cuando se trata de cuidar la piel revolucionada por la bacteria del acné, menos es más. Lo ideal es empezar con una limpieza suave, usando geles sin sulfatos ni alcohol que respeten el equilibrio de la piel. Después, aplicar un tónico con ingredientes como niacinamida o ácido salicílico para regular el sebo y desinflamar. El siguiente paso es hidratar, sí o sí, con cremas ligeras no comedogénicas que incluyan activos como aloe vera, árbol de té, centella asiática o ceramidas. Por la noche, puedes incorporar un tratamiento específico con retinoides suaves o ácido azelaico para mejorar la textura y prevenir brotes. Y nunca olvides el protector solar cada mañana, preferiblemente con acabado mate y filtros minerales. La constancia es clave.

Gel limpiador facial purificante con árbol de té y alfa-hidroxiácidos, de Alma Secret. Limpiador herbal que purifica en profundidad y equilibra la grasa sin dañar la barrera cutánea. Con própolis, alga laminaria, aceites esenciales y AHA de frutas, calma, revitaliza y combate acné e impurezas. Fórmula suave, no comedogénica y sin alcohol, ideal para uso diario.

Stop AKN Exfoliating Cleansing Gel con pantenol, acido succínico y ácido salicílico, DE BABÉ. Gel exfoliante que limpia en profundidad, desobstruye poros y renueva la piel sin dañar la barrera cutánea. Con aloe vera, charcoal y pre-postbióticos que calman y equilibran el microbioma. Uso 1–2 veces por semana.

Discos impregnados ácido salicílico purificares & seborreguladores, de Deliplus Oil Free. Con ácido salicílico, que actúa como agente seborregulador con propiedades queratolíticas. Ayuda a reducir el exceso de grasa y las impurezas. Formulado también con zinc, un activo matificante que disminuye la visibilidad de los poros y mejora las imperfecciones.

Matipur Sérum Intensivo con derivado del ácido azelaico, de DLucanni. Concentrado oil free bacteriostático y seborregulador que controla la proliferación bacteriana y el exceso de sebo. Con complejo botánico, aminoácidos, vitaminas B, derivado de ácido azelaico y fitoesfingosina para reducir imperfecciones y equilibrar la piel.

Tratamiento localizado Stop Granos con gluconato de zinc y centella asiática, de Patyka. Tratamiento localizado que reduce granos, calma el enrojecimiento y previene marcas. Con zinc, 2% PHA, melisa orgánica, ácido glicirretínico y centella asiática para reducir imperfecciones y acelerar la reparación de la piel.
Y además:
- Evita tocarte la cara: Tus manos llevan bacterias, grasa y restos de todo lo que has tocado. Cada vez que te tocas la cara, es como invitar al caos.
- Maquillaje con cabeza: Si lo usas, que sea no comedogénico. Y retíralo bien, con doble limpieza si hace falta.
- Muévete y respira: El estrés también influye. Haz pausas activas, sal a caminar, baila en casa… tu piel lo nota.
El acné no es tu enemigo. Es una señal de que algo está desequilibrado. Y aunque los brotes de otoño pueden parecer injustos, tienen explicación (y solución). Así que ya sabes: menos filtros, más cuidados reales, y sobre todo, más amor propio.


