Desde la antigüedad, el aceite que proviene del árbol de té ha sido considerado el más idóneo para luchar contra las impurezas en la piel gracias a su gran poder antiséptico. Por ello, se ha convertido en un remedio infalible para luchar contra esos granitos inoportunos o, incluso, para aliviar los brotes leves de acné.
Así pues, el aceite esencial del árbol de té es, sin duda, uno de los mejores aliados para plantarle cara (nunca mejor dicho) a las impurezas y, para encontrarlo, no hay más que visitar una farmacia. Fuera de este ámbito, el producto en cuestión también goza de una gran popularidad entre los y las expertas en cosmética natural. ¿La principal razón? Sus propiedades antimicrobianas, antifúngicas y antibióticas.
Por otra parte, el citado aceite es un excelente cicatrizante y, en general, posee la cualidad de calmar, aliviar y purificar cualquier brote cutáneo indeseado. ¿Es recomendable que no falte en tu neceser de belleza? ¡Por supuesto! Y no es casualidad que, en nuestro planeta, el té frío sea la bebida más consumida por los seres humanos después del agua. Obviamente, existe una conexión que tiene al árbol de té como gran protagonista.
Descubriendo el poder antiséptico del árbol de té
El árbol de té (Melaleuca Alternifolia) procede de Australia y Nueva Zelanda y su aceite esencial se obtiene de la destilación de las hojas. Fue descubierto por el experto en aromaterapia Pierre Franchomme (pionero en el uso de aceites esenciales y autor de la obra L´aromathérapie Exactement) y entre sus poderes ya destacó, en su momento, que es bactericida, viricida y fungicida.
Esto lo convierte en adecuado para solventar problemas de la piel (acné, herpes, psoriasis, eccemas, quemaduras, heridas…) o del cabello (caspa), patologías del sistema respiratorio (sinusitis, rinitis y anginas), aparición de hongos (pie de atleta o candidiasis), así como… curación de llagas en la boca o de la gingivitis.
Teniendo en cuenta todo lo anterior es importante elegir bien el formato adecuado para cada caso. Por ejemplo, para combatir el acné es aconsejable aplicar un gel que contenga el aceite del árbol de té, mientras que para tratar una infección epidérmica más localizada se recomienda usar en forma de aceite esencial. En el caso de los herpes, hay que dosificar muy bien la cantidad para evitar efectos indeseados. Y si se aplica sobre un simple granito, con una gota sobre él es suficiente.
Este aceite no es conveniente para pieles hipersensibles y si no se tiene muy en cuenta la dosis recomendada… también se puede llegar a irritar cualquier otro tipo de piel. Por eso, los y las expertas en skincare aconsejan mezclar unas gotas con el agua micelar o con el jabón limpiador, de esta manera se aprovechan bien sus propiedades antimicrobianas sin poner en peligro la epidermis. Por último, también hay que tener en cuenta que es fotosensibilizante, por lo que su uso siempre debe formar parte de la rutina beauty nocturna.
Y para el cabello… ¡también es todo un hallazgo!
Tradicionalmente, este aceite se hizo muy popular porque se usaba (y se sigue usando) contra los repulsivos piojos. Pero aparte, si se busca un tratamiento eficaz contra la caspa, un champú con aceite del árbol del té podría ser la solución. También ayudaría a controlar la grasa capilar y, al mismo tiempo, actuaría como hidratante para el cuero cabelludo.
En el caso de los cabellos rizados, su empleo como premascarilla ayuda a que la fibra capilar se vea más definida tanto en rizos o bucles como en ondas sobre el pelo liso. Para conseguirlo se recomienda aplicar unas gotas en la melena, masajeando bien posteriormente y dejando actuar unos treinta minutos.
Por último y respecto a la pérdida de densidad capilar, aunque el aceite del árbol de té no tiene ninguna propiedad específica para evitarla… gracias a su efecto anti impurezas sí es el complemento perfecto para los tratamientos anticaída. ¿El motivo? Al limpiar el cuero cabelludo elimina cualquier hongo o bacteria dañina que impida la regeneración del pelo.
