¿Quién no tiene al menos un poquito de grasa sobrante en su cuerpo? Partiendo de esta premisa no es extraño que la técnica del lipofilling facial para rejuvenecer el rostro sea una de las más demandadas de esta década. Es sencilla y no caduca, dos características que, sin duda, le han aupado a lo más alto de la cirugía estética. Pero además… es considerada no invasiva, por lo que resulta menos inquietante desde un punto de vista anímico.
Tres factores básicos son los que se recuperan al someterse ante los efectos inmediatos (y no secundarios) del lipofilling facial: firmeza, hidratación y producción de colágeno. Y es que, con el paso de los años, es inevitable perder la grasa profunda y superficial de la cara, por lo que este procedimiento es ideal para reponer este tipo de tejidos utilizando grasa propia de la paciente. Para profundizar en una técnica que proporciona excelentes resultados, VIBE ha conversado con la doctora Elena Jiménez, cirujana plástica y estética y directora médica de Eleca Clinic.
Doctora Jiménez, ¿en qué consiste el rejuvenecimiento facial con grasa propia o lipofilling?
Se trata de un procedimiento menor que se debe de realizar en quirófano. Consiste en tomar de grasa de una zona específica, que se ha determinado previamente con la paciente, mediante unas cánulas que son más pequeñas que las se utilizan en la liposucción tradicional. Con la grasa obtenida se realiza un procesado, que suele ser un decantado o una centrifugación. Y cabe apuntar que hay varios métodos de decantado, puede ser normal sin buscar ninguna purificación o con una especie de malla en la cual la grasa se purifica.
Una vez obtenida la grasa, ¿existen varios tipos con diferentes finalidades?
Efectivamente. Un primer tipo es la grasa normal que se va a reintroducir mediante unas cánulas muy finas con agujeritos de un milímetro. Después existe la grasa SNIF, que es una grasa intermedia más fina que se puede colocar por encima de la grasa normal y se obtiene tras un procesado mediante un trasvasador especial. Por último, está la grasa Nanofat, procesada a través de un filtro pequeño con el que se obtiene en formato líquido para poder inyectarla en forma de mesoterapia.
El lipofilling facial se valora siempre primero
Cuando se trata de lipofilling facial siempre es recomendable cuando las zonas a tratar son más extensas y cuando se ha perdido volumen, al igual que es aconsejable cuando ell rostro presenta arrugas más profundas. Sin embargo, cada paciente es diferente y, por ello, la valoración previa es esencial.
Antes de llevar a cabo un lipofilling facial es muy importante realizar una acertada valoración de la paciente, ¿estoy en lo cierto?
Sin duda. A la hora de valorar la paciente se siguen los mismos pasos con los que valoramos a cualquier otra que desea un rejuvenecimiento facial. Se realiza un estudio por tercios, específicamente de ciertas zonas donde sabemos que existe un volumen de grasa profundo. Son zonas muy necesarias para mantener la mímica y en las que no debemos sobrecargar el acúmulo de grasa. Por último, se consideran aquellas zonas en las cuales se puede hacer una mesoterapia con Nanofat. Si en algún puntose coloca demasiado volumen de grasa, la paciente no se va a sentir identificada con el resultado. Por ello es tan importante saber en qué puntos tiene más o menos acúmulo.
¿Se solicitan fotos antiguas de la paciente para ayudar a realizar la valoración inicial?
Por lo general, se suelen pedir a la paciente fotos de cuando tenía entre 20 y 30 años. Si se consigue volver a esa imagen, la paciente valorará su rejuvenecimiento facial como algo muy positivo.
¿Cuáles son las zonas del rostro en las que se lleva a cabo el lipofilling facial?
Con la grasa se puede trabajar prácticamente toda la zona facial. Por ejemplo, la zona periocular permite dar volumen y obtener una regeneración fantástica de los tejidos en el caso de ojeras azuladas u oscuras. En la zona lateral a nivel del pómulo, se produce bastante descenso de volumen y con el empleo de grasa profunda, acompañada de SNIF en la zona más superficial, se mejoran incluso las arrugas que hay delante de las orejas o en la zona de las patas de gallo. Por último, en la zona centrofacial hay que colocar dos planos de grasa. Un plano profundo de grasa normal que se va a colocar cercano al hueso y por debajo de los músculos y otro de grasa SNIF en la zona intermedia, para evitar que estos músculos se marquen sobre la piel y se noten sus contracciones.
La grasa intermedia SNIF parece estar relacionada con la parte más estética de un lipofilling facial.
Podríamos decir que sí. El ejemplo más típico es la zona del código de barras. Son esas arrugas verticales y perpendiculares que aparecen entre la parte superior de los labios y la nariz. Al principio solo son evidentes con el movimiento de los labios, pero cuando están más avanzadas por la edad de la paciente se aprecian también en estado de reposo. En ellas, la grasa SNIF funciona muy bien, pero hay que aplicarla con mucho cuidado, con cánulas finas y con depósitos muy pequeños para evitar zonas abultadas en una zona móvil como son los labios.
Tiempo de recuperación, retoques y demás
Llegados a este punto, es inevitable concluir la interesante entrevista con la doctora Elena Jiménez averiguando cómo es el momento post de un lipofilling facial. Una cuestión que siempre es de vital importancia.
Doctora Jiménez, ¿cómo es la recuperación tras un tratamiento de este tipo?
Una vez realizado el procedimiento, el tiempo de recuperación suele ser de 7 a 10 días. Actualmente, mediante el uso de las cánulas finas de un milímetro o incluso de 0,9 a 0,7 milímetros, la cantidad de hematomas es inferior. Y después disminuyen mucho con el uso de un antibiótico local y de antiinflamatorios de forma reglada.
¿Y cómo se trata la zona de la cual se extrae la grasa?
En la zona de la cual tomamos la grasa se pone un vendaje pequeño que se suele retirar a los 2 o 3 días. Y no es necesario llevar una faja como ocurre en una liposucción tradicional.
Y si el tratamiento funciona de maravilla, ¿cada cuánto tiempo es posible repetirlo?
Si se trata de pacientes por encima de 50 años o que ya han tenido un cambio hormonal, cada 2 o 3 años habría que hacer una reposición de volúmenes grasos. En el caso de pacientes más jóvenes, es posible esperar 5 años o más para realizar un segundo tratamiento.
Para terminar, ¿cuál sería su consejo a la hora de recurrir al lipofilling facial habitualmente?
El tratamiento más recomendable es combinar cada 3 o 4 años una reposición de grasa con reposiciones de productos inyectables. No conviene continuamente realizar la reposición solo con productos ajenos al cuerpo, se añade esa grasa para rellenar aquellos depósitos que sean más flexibles en todos los tejidos, que regeneren a nivel cutáneo y que permitan los cambios tróficos que necesite la piel. Conseguir una buena calidad de la piel es fundamental y esta se regenera muy bien con la transferencia de grasa.