La implicación psicológica y emocional de las catástrofes producidas por la inusitada fuerza de la naturaleza es enorme. Y, por ello, la tragedia producida por la DANA en Valencia y otras regiones de España precisa de unos consejos psicológicos adecuados para la delicada situación. En VIBE hemos sentido la necesidad de informar sobre qué pautas a seguir pueden venir bien tanto individualmente como para dar apoyo a las personas damnificadas de forma correcta.
Para ello, hemos acudido a la experta opinión de Alejandro Pereira, psicólogo valenciano especializado en trastornos emocionales y fundador del premiado proyecto Mentelem, un innovador software de prevención e intervención en la salud mental adaptado a las necesidades de los empleados de cada empresa.
En primer lugar, Alejandro ha insistido en atender las consecuencias psicológicas a corto plazo. La magnitud de la DANA es tan grande que traspasa el impacto puntual para alargarse día tras día dando lugar a un goteo incesante de cuesta mucho procesar. Y ello, según su opinión tiene un efecto inmediato: «La aparición de una sintomatología relacionada con el área del miedo se produce en medio de un proceso adaptativo. Esto implica que, aunque esto sucede, no se tiene por qué desarrollar un problema psicológico por ello. Surgirá una parte de la población que sí sufrirá trastornos, pero en la mayoría de los casos los síntomas tenderán a reducirse».
Primeros consejos para seguir a corto plazo
Así pues y antes de recomendar consejos psicológicos para fomentar la resiliencia ante la destructiva DANA, teniendo en cuenta lo anterior es esencial dejar claras dos consecuencias a corto plazo que hay que normalizar lo antes posible a pesar de nuestra innata tendencia a empatizar:
- Los acontecimientos de este tipo pueden dar lugar a altos niveles de miedo, malestar, estrés y ansiedad.
- Es normal sentirse emocionalmente afectado y experimentar desde miedo o preocupación hasta una profunda tristeza o un enfado muy intenso.
Por otra parte, los estímulos que genera el aluvión de informaciones negativas que estamos recibiendo multiplica las emociones citadas anteriormente. Visto lo visto, ¿qué aspectos nos pueden ayudar a manejar mejor este tipo de emociones? Alejandro nos explica al respecto: «Todo tiene que ver con crear alrededor de la situación una especie de «higiene personal» que tenga muy en cuenta aspectos como seguir cuidándonos, continuar con el ejercicio físico, cuidar especialmente la alimentación, evitar el consumo excesivo de tabaco, alcohol o drogas y tratar de dormir lo mejor posible».
Entre los consejos psicológicos para sobrellevar mejor los efectos de la DANA también está continuar eficientemente con la rutina laboral (si es posible, claro). Además, seguir quedando con personas para verse y compartir el estado de ánimo forma parte también de un ritual psicológico beneficioso. Los seres humanos somos sociables por naturaleza, por lo que tratar de mantener un contacto constante con otras personas es muy importante.
Con ello se evita la sensación de aislamiento mientras se recibe la avalancha de información sobre la tragedia. Tratar de crear un espacio para hablar sobre lo que ha ocurrido o está ocurriendo para compartir sensaciones o incluso experiencias propias es muy aconsejable: «Se trata de abrir una ventana para comunicarse, pero no solo para hablar de la parte más negativa del momento que se vive. También para contar otras cosas positivas o divertidas. Y no hay que sentirse culpable por comentarlas, es muy necesario hacerlo».
Otro de los aspectos a tener en cuenta es sentirse una parte activa en el proceso de recuperación tras la catástrofe. Y para ello no es necesario acudir a limpiar las calles enfangadas de los pueblos más afectados como todos los miles de voluntarios que lo han hecho y siguen haciéndolo. Su increíble labor es muy loable, pero hay otros modos de ayudar en la causa a través de bancos de alimentos, donaciones económicas, aportación de equipamientos, etc.
Por último, cabe destacar que es esencial limitar la exposición ante los medios de comunicación. Es muy perjudicial hiperconectarse con la tragedia a través de internet, de las redes sociales o de la televisión. En este sentido, Alejandro nos ha comentado: «Es recomendable limitar el tiempo que se dedica a mantenerse informado. Obsesionarse, por ejemplo, con el número de víctimas es muy habitual en los primeros días, pero hay que ir dejando de hacerlo progresivamente».
En contacto directo con las víctimas
Para situaciones en las que sea necesario apoyar directamente a víctimas de la DANA también existen consejos psicológicos. Y los tres primeros a tener en cuenta serían estos:
- Ofrecer apoyo tras esperar que confirmen que lo quieren.
- Escuchar sin juzgar o presionar en ningún momento.
- Respetar los tiempos.
Respecto al primer punto, Alejandro añade otro aspecto a tener en cuenta: «Las personas que han estado acompañando a otras a limpiar sus casas o sus comercios y empresas deben dejar que sean los y las propietarias quienes decidan qué se tira por resultar inservible. Es muy importante pedirles permiso para hacerlo, tener siempre en cuenta que la última decisión en las duras tareas de limpieza y desescombro siempre es suya».
A continuación, es esencial no minimizar ni maximizar nada de lo que se cuente. Cada situación, en este sentido, es intocable y necesita ser procesada por cada persona damnificada en particular. El hecho de que puedan existir tragedias mayores no les va a ayudar a sobrellevar la suya de una mejor manera. Cada caso debe valorarse como único y debe tratarse con el máximo respeto sin establecer comparaciones innecesarias.
Y, por último, en un principio si con el paso del tiempo las personas damnificadas siguen sin mostrar una evidente mejoría en su estado de ánimo y continúan lamentándose de lo ocurrido sin parar es esencial no anularles. Hay que recordar que se trata de un proceso adaptativo y van a necesitar su tiempo para procesarlo. Lo principal y más importante es acompañarles durante el proceso.
Algunos síntomas que pueden no remitir
Para terminar, cabe recapitular sobre qué síntomas a nivel personal o en los demás que han aparecido en la primera semana tras lo ocurrido por la DANA deberían empezar a remitir en la segunda o tercera. ¿El motivo? Estos síntomas podrían transformarse en trastornos psicológicos a largo plazo que necesitarían de terapia por parte de profesionales especializados. Las siguientes conductas deberían dar la voz de alarma:
- Evitar el contacto social o con la naturaleza.
- Sobreproteger a los seres más queridos.
- Aumentar del consumo de tabaco y alcohol o de psicofármacos.
- Pensar excesivamente en lo ocurrido.
- Mostrar una mayor irritabilidad o una preocupación constante.
- Sufrir dolores de cabeza, de espalda, de estómago, etc.
- Expresar a menudo llanto, tristeza, desesperanza…
- Dejar de disfrutar de actividades placenteras.
- Experimentar cambios en los patrones de alimentación y sueño.
¿Cuándo es recomendable pedir ayuda profesional si lo anterior se alarga en el tiempo? Nuestro experto en la materia Alejandro Pereira nos responde: «A partir de la tercera semana hay que ver cuál es su grado de interferencia a nivel personal y profesional. Pero además, el nivel de malestar debe ser «clínicamente significativo», es decir, debe aparecer de un modo intenso y continuo. Este malestar debe vertebrar todas las áreas vitales y debe ser el principal motivo por el cual sea necesario pedir ayuda y ponerse en manos de profesionales».