Parece haber quedado atrás una dura etapa en la que Charlene de Mónaco sufrió una infección otorrinolaringológica que la tuvo apartada durante quince meses de su agenda oficial como princesa. Este verano 2024 está que no para y su renacer es más que evidente junto a Alberto de Mónaco. En sus múltiples apariciones públicas, muchas de ellas relacionadas con las Olimpiadas, Charlene se ha mostrado relajada, feliz y en muy buena forma.

A todo ello hay que añadir cómo su imagen beauty se ha transformado poco a poco para transmitir el buen estado de ánimo que Charlene de Mónaco disfruta en la actualidad. Atrás quedan su tez pálida y demacrada, su cabello cortísimo (incluso rapado) y su actitud distante e ausente en su habitual entorno palaciego. Recordemos que también estuvo ausente hace tres años en los Juegos Olímpicos de Tokio. En este sentido, en los de París la ex nadadora va a estar para disfrutar… y para brillar de nuevo con luz propia.
El rostro… es el espejo del alma
Sonriente, cercana y cariñosa con su marido, Charlene de Mónaco está demostrando que si se quiere, se puede salir del hoyo cuando la salud física y mental fallan. Es obvio que su dolencia, por suerte, ha tenido cura, pero en cualquier período de sanación «querer es poder». Y un makeover de belleza para la ocasión nunca viene mal. ¡Todo lo contrario!
Sumándose a las tendencias de un modo sutil, en los últimos tiempos hemos sido testigos de cómo las royals han apostado por usar un poderoso iluminador al igual que las estrellas de Hollywood. La reina Letizia es el mejor ejemplo de lo favorecedor que resulta este tipo de cosmético con extra de brillo y lo utiliza tanto en el rostro como en el cuerpo en la mayoría de sus apariciones públicas.

Siguiendo el ejemplo de nuestra radiante Reina de España, Charlene de Mónaco apuesta por elevar el factor luz en su rostro. ¿La principal seña de identidad en su maquillaje? Sin duda alguna, el pigmento dorado achampanado con el que se crea un «efecto antifaz» que centra toda la atención en su mirada.
En sus «ojos de impacto» la tonalidad reflectante metalizada se aplica en toda la cuenca interior y se extiende hasta mezclarse con un tono tierra natural, responsable de dar profundidad al párpado. El color neutro también se difumina debajo de las pestañas inferiores, un truco que ayuda a agrandar el rasgo y esconder cualquier signo de cansancio. Por último, el toque de máscara de pestañas solo en las superiores y en sentido lateral le da a la mirada un sutil acabado felino.
Para finalizar su makeup, también hay que destacar el evidente cambio de lipstick… para mejor, claro. Anteriormente la princesa siempre optaba por un gloss de color nude melocotón con el que conseguía el efecto de una boca rellenada. Correcto pero no deslumbrante. Ahora su gloss brillante tiene un tono rojo sangre y resulta cautivador, a la vez que revela su nuevo positivismo ante la vida.
Un corte bob muy favorecedor
La segunda parte del makeover que Charlene de Mónaco ha lucido en sus apariciones previas a los Juegos Olímpicos de París está protagonizada por su nuevo corte de pelo. Atrás queda el gélido peinado pixi en tono ice blonde que resultaba muy moderno, pero… acentuaba su escuálido rostro en momentos de depresión y deshaliento para la princesa. Para nada conveniente.

Después, como Charlene pertenece al club de las mujeres que prefieren el pelo corto (quizás su pasado de nadadora tenga algo que ver) probó con un corte bob de estilo tazón que, realmente, fue una especie de transición. Ahora luce el estilo bob con un flequillo que aparta con valentía de su frente. El largo lo luce a la altura de la mandíbula, una longitud ligeramente más larga que el bob original que suaviza el resultado final. Además, lo lleva peinado con las puntas ligeramente metidas hacia dentro y le queda muy cuqui cuando lo lleva colocado detrás de las orejas.
En definitiva, Charlene de Mónaco ha vuelto por sus fueros. En un principado que siempre ha sido y es mirado con lupa por parte de la prensa rosa. Ella le planta cara con un renovado estilo royal imponente e, incluso, desafiante. Y en VIBE celebramos su resiliencia y su capacidad de sobreponerse a las inevitables sombras que la vida nos depara. Ese espíritu de lucha y superación es digno de los y las mejores deportistas. Algo que, en su caso, es obvio que todavía forma parte de su ADN.