Hace poco hablábamos con María Abajo, fundadora de Less&Conscious sobre cómo iniciarnos en la cosmética natural y sostenible. Cada vez más personas abrazan una nueva manera de consumir, no solo en sus hogares o en sus armarios, sino también en sus rutinas de belleza. Al fin y al cabo, junto a la moda, la belleza es una de las industrias más contaminantes del planeta. Esto se debe, sobre todo, en la producción de plásticos y envases de usar y tirar. Hoy, en VIBE, repasamos cinco tendencias sostenibles que abrazan una nueva belleza ecofriendly. ¡Y recuerda! Nadie puede cambiar de golpe, lo importante es avanzar paso a paso. ¿El objetivo? Darle un respiro al planeta.
La vuelta al origen
A veces es tan sencillo como recuperar los hábitos de nuestros abuelos. En momentos como este, el lema de «todo tiempo pasado fue mejor», tiene algo de razón. Aunque poco a poco las marcas especializadas en belleza —ya sea de lujo, nicho o mass market— se están concienciando en el uso de los plásticos, existen ya tiendas 100% sostenibles que hacen que este cambio de consumo sea más fácil. Locales como Nasty de Plastic (C/ Mestre Palau, 4) o Hinojo Bazar (C/de Buenos Aires, 5) en València o Casa González & González (C/ Pelayo, 68) o Real Fábrica (Cervantes, 9) en Madrid ponen de manifiesto que otra belleza es posible. Una vuelta a la tradición y la apuesta por materiales y formatos alternativos que contaminan menos como cepillos de cerdas vegetales, discos desmaquillantes reutilizables o esponjas de lufa.
Sí a los sólidos zero waste
De nuevo, volvemos a la tradición, pero en este caso hablamos de formatos y texturas. ¿Por qué usar (y tirar) periódicamente botes de jabón cuando existen otras opciones a nuestro alcance? Las pastillas de jabón de manos, champú o gel cada vez se ven más en los baños españoles —y decimos españoles porque, como en otras ocasiones, muchos países europeos nos llevan ventaja en esto—. Algo fácil de encontrar en marcas «de toda la vida» —¿cómo no pensar en el clásico jabón de Marsella?—, aunque afortunadamente otras firmas más recientes también se están pasando a las bondades del sólido.
Champú sólido «Tesoros de miel» para cabello dañado y quebradizo de Original Remedies.
Jabón Siglo de Oro de Pardo a la venta en la Real Fábrica española.
Packaging y ecodiseño
El sector de la cosmética y la perfumería ha marcado como una de sus prioridades encontrar envases más respetuosos con el medioambiente. Alternativas ecofriendly y que a su vez puedan conservar adecuadamente su producto. ¿Cómo? Apostando por materiales sostenibles, reciclados y compostables. ¿Y cuáles son las alternativas? El vidrio, la madera, el cartón, el aluminio, los envases reciclados o las fibras de origen vegetal, siempre y cuando hayan sido fabricadas de manera ética y sostenible. Lush, Yves Rocher, Cocunat, Verdilab o Beauté Mediterránea son algunos ejemplos de marcas con productos y packagings más eco.
Detox Cleansing Powder de Beauté Mediterránea. Limpiador facial en polvo de acción exfoliante.
Extremely Nourishing Rose Radiance Cream-Mask de Verdilab.
Reutilizar como punto de partida
Otra alternativa a los formatos sólidos o a los packaging sostenibles (o reciclados) es el, cada vez más escuchado, concepto refill que parte de la economía circular. ¿Qué significa exactamente? En términos de belleza, rutilizar, rellenar o recargar un envase, preferiblemente de cristal o de otro material que sustituya al plástico, con el producto que queremos usar. O en otras palabras, la compra a granel de toda la vida. Freshly Cosmetics, una de las firmas de belleza con más hype de los últimos años, ha incluido este sistema en sus tiendas con el objetivo de reutilizar, pero también de producir menos envases. Una práctica a la que también se han unido grandes superficies como Mercadona y sus productos cosméticos con recarga como la crema Green Caviar o las versiones de día y de noche de Regen Skin de Deliplus. Todas ellas con envase de vidrio y opción de recarga.
Crema Green Caviar para día y noche de Deliplus.
Crema facial de noche Regen Skin de Deliplus.
Otra manera de vivir la menstruación
Si nos paramos a pensarlo, nuestra propia menstruación también contribuye a la contaminación del planeta. El uso constante de tampones, salva-slips o compresas se traduce en plástico de un solo uso. Es decir, de usar y tirar. Hay datos que llegan a calcular más de 9000 tampones a lo largo de la vida de una mujer. En los últimos años, hemos sido testigos de una oleada que defiende una nueva menstruación por bandera. Entre estas «novedades», se encuentran la copa y las bragas menstruales, que ya han llegado a grandes empresas como Oysho, Etam o Women’s Secret, pero que también encontramos pequeñas marcas made in Spain como la barcelonesa Cocoroco o ZD Zero Defects.
