Es el gran superviviente de la moda made in Italy. Giorgio Armani ha cumplido 90 años al frente de su icónica firma y su propio canon de belleza continúa vigente. Atrás queda su apuesta por el minimalismo más depurado en los excesivos años 80, ese look sobrio y sin florituras que nadaba contracorriente. El estilo Armani que perdura hasta el día de hoy.
Giorgio Armani se oponía drásticamente a lo exagerado a través de una constante búsqueda de una elegancia sosegada inspirada por las culturas del Mediterráneo. Un sentido del lujo muy contenido basado en el uso de tonalidades (no de colores) para una mujer que ni siquiera se ponía tacones altos. Para él lo ideal era que calzara unas sandalias planas de diseño sencillo. Así fue como, alejado de lo artificioso, Giorgio Armani creó un universo de sinuosas siluetas con gran personalidad.
La cara 80s de Giorgio Armani
Tras despuntar a finales de los años setentas, Giorgio Armani se convirtió en el rey Midas del fenómeno made in Italy en la moda. Junto a Gianfranco Ferré, Alberta Ferretti y, posteriormente, Gianni Versace, abanderó un modo de entender el diseño de prendas único y reconocible al instante. Junto a ello, también aprovechó para romper moldes en el ámbito beauty reivindicando una mujer más andrógina, de aspecto intelectual, sin dejar de ser muy femenina.
La icónica modelo Gia Carangi fue la primera de sus musas para las campañas de principios de los años 80. Para ponerse ante la cámara le corto la melena y le maquilló de una manera sensual, como tocaba. Pero sin resultar estridente, acorde con los cortes rectos de unos powerful suits que transmitían una gran personalidad y seguridad propias.
Tras ella llegó nuestra querida Antonia Dell´Atte, de nuevo con el cabello muy corto pero ya peinado hacia arriba para elevar la silueta. Como musa de Giorgio Armani, protagonizó campañas frente a la cámara de Aldo Fallai en las que representaba una business woman con la tez pálida y el makeup justo. Una mujer capaz de tomar decisiones empresariales sin renunciar al disfrute de una vida cultural plena.
La cara 90s del gran maestro
Inmerso en un panorama en el que la estética grunge se convirtió en mainstream, Giorgio Armani utilizó el minimalismo y la androginia para reinventarse. Su visión de la mujer se endureció, pero sin perder de vista su lado más emocional. El magnífico fotógrafo Peter Lindbergh se convirtió en su inseparable aliado para crear unas campañas acordes con la década… pero diferentes al resto.
La segunda generación de top models con mujeres como Amber Valletta, Nadja Auermann o Shalom Harlow resultó idónea para representar la nueva mujer Armani. Y sus maquillajes oscilaron entre la búsqueda de contrastes radicales con reminiscencias punk hasta la desnudez facial de la modelo que protagonizó su impactante campaña para el perfume Acqua di Gió. ¿Quién fue el ojeroso rostro elegido? Pues el de una jovencísima Diane Kruger.
La cara 2000s del señor Armani
Con el cambio de siglo, el imperio de Giorgio Armani se esforzó más que nunca en mantenerse fiel a su depurado sentido de la estética. Algo que se ha perpetuado hasta la actualidad. Tan solo el influjo de la cultura oriental llegó a la firma para quedarse. Y por ello, el modo de maquillar intensificó sus tonos a través de una nueva e incipiente división: Armani Beauty.
En sus campañas dosmileras, las modelos Natalia Semanova y Raquel Zimmermann brillaron con luz propia. En color o en blanco y negro, su ambigüedad sexual podía resultar relajada para el verano e imponente para el invierno. Las dos caras de un mismo estilo Armani. Tras ellas y ya en la pasada década de la viralidad, el maestro volvió a dar en la diana con su campaña The New Normal, en la que rindió tributo a la diversidad a través de los rostros de Liu Wen, Liya Kebede, Elisa Sednaoui y Amanda Murphy.
El recorrido no deja lugar a dudas. Giorgio Armani ha creado un estilo propio en la moda y en la belleza que ha vencido el paso del tiempo. Y lo ha hecho siendo fiel a si mismo, pero adaptándose a la estética de las últimas cuatro décadas. Pocos logran semejante hazaña y, a sus 90 años, il ragazzo di Plasencia puede mirar atrás y sentirse muy orgulloso. ¡Felicidades Giorgio!
